El lema de la Beata María Helena era: «A Dios el honor, para mi prójimo el beneficio, para mí la carga».
«Si en algún momento futuro sientes que las cosas se ponen difíciles, confórtate con el pensamiento de que, hay una Hermana delante del tabernáculo que, como Moisés en el Antiguo Testamento, alza por ti su corazón y sus brazos hacia el cielo».

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